Un día, el productor Samuel Goldwyn, de paseo por Budapest, descubrió una curiosa fotografía puesta en el escaparate de una tienda de la gran ciudad húngara. Se trataba de una postcard de una joven actriz llamada Vilma Bánky. Ese pelo rubio, esos ojos de un raro tono violeta...todo ello cautivó al productor. Un mes más tarde, esa novata del cine estaba en Hollywood.
Desde el primer día de vida en este mundo, la vida de la joven actriz recién descubierta había sido un tanto agitada. Vilma Koncsics Bánky nació en un pueblecito del centro de Hungría llamado Nagydorog, un gélido 9 de enero de 1901. Tuvo bastante suerte, su familia era muy acomodada. Su padre, llamado János Koncsics Bánky, iniciaba su carrera como funcionario para el Imperio Austrohúngaro, y las vistas señalaban que quedaba un glorioso porvenir para él y para su familia. Su madre era una joven llamada Katalin Ulbert, aficionada y coleccionista de artes. Vilma tenía además dos hermanos: uno mayor, Gyula (en español Julio), nacido en 1899, y una hermana pequeña, Gisella, llamada con cariño Gizi, que nació en 1903.
Cuando tenía cinco años, en 1906, su padre fue destinado a trabajar en las grandes oficinas "imperiales" de Budapest, por lo que Vilma y su familia se trasladaron a la capital húngara. La niña nunca regresaría a su localidad natal y apenas guardaría recuerdos de ésta. Pronto su madre, empeñada en que todos sus hijos cursasen los estudios en escuelas privadas, la apuntó a la Escuela Civil Egressy, exclusiva para niñas. Así, entre excursiones al campo con su familia y paseos por las selectas calles del centro de Pest, transcurrió toda la plácida infancia de la pequeña Vilma.
Hasta que llegó la Primera Guerra Mundial. Al declararse la guerra en 1914, Vilma es una joven de trece años, y tuvo que afrontar su pobreza, que estaba a la vuelta de la esquina, como mejor pudo. Gracias al continuo esfuerzo de sus padres, Vilma logró acabar la escuela primaria y completar también la secundaria, cosa que ella agradeció toda la vida, pero en cuanto finalizó éste último proceso educativo, Bánky no pudo acceder a la universidad. Dejó los estudios y empezó a trabajar. Era el año 1919, tenía dieciocho años y obtuvo un trabajo casi insignificante como taquígrafa (aunque en esta profesión no tenía mucho talento) en una oficina. Con la disolución definitiva del imperio al final de la Gran Guerra, su padre se quedó en el paro, buscando un nuevo trabajo a la par que su hija Vilma.
Pero el destino quiso que, al poco tiempo de iniciar su casi penoso trabajo, ese mismo año de 1919, un director de cine alemán llamado Carl Boese la viese por la calle y le ofreciese un pequeño papel en su nueva película, "Im Letzten Augenblick" (en español, "En el Último Momento"). Boese había quedado impresionado por la belleza de la jovencísima Vilma y quiso darle una bonita oportunidad. Así, Bánky debutó en el cine. Además, la joven estaba desde muy pequeña interesada en el mundillo de la gran pantalla y estuvo muy ilusionada con su diminuto papel.
En 1920 Bánky no participó en ninguna película, y además fue un año bastante agitado. Sus padres, buscando un feliz destino repleto de dinero, querían casarla con su novio, un joven rico llamado Imre Lukatz, quien también la presionaba para que se casase con él y no iniciase una carrera de actriz. Viendo la presión sufrida, Vilma decidió irse a Alemania. Al poco tiempo, al comprobar las productoras de cine que podía ser una intérprete muy prometedora, le ofreció una beca para estudiar arte dramático en la Escuela de Cine del actor húngaro Géza Von Bolváry, situada en Budapest. Al año siguiente, en 1921, Vilma hizo dos papeles secundarios en otras dos películas (ambas producidas y dirigidas en Hungría), "Tavaszi Szerelem" (en español, "Amor de Primavera") y "Galathea".
En 1922, Bánky se trasladó de Hungría a Alemania para poder seguir participando libremente en películas sin sufrir la presión de su familia en Budapest. Este fue uno de los años en Europa más productivos de su carrera. En esta etapa protagonizó filmes como "Veszélyben a Pokol", "A Halott Szerelme" (esta sí en Hungría), o "Schattenkinder des Glücks". En 1923 protagonizó una sola película, el filme alemán "Das Bildnis".
En 1924, siempre en Alemania, Bánky participó en cuatro filmes, de los cuales uno de ellos, "Der Zirkuskönig" (en español, "El Rey del Circo"), fue su película más famosa de su carrera europea. En enero o febrero de 1925, el productor de cine hollywoodiense Samuel Goldwyn descubrió una fotografía de la actriz en el escaparate de una tienda de Budapest. Impresionado por sus cabellos rubios y sus ojos violetas, tan expresivos, decidió contactar con el bella actriz para ofrecerle un contrato con MGM que la llevase a Hollywood. Después de más de un mes, el primer día de marzo de 1925 Goldwyn lograba mantener su primer contacto con Vilma. Aquella jornada casi primaveral le ofreció el maravilloso contrato con la compañía MGM. Bánky no se lo pensó ni dos veces. Alrededor del día 5 de marzo se trasladó a Londres, y de ahí se fue en barco a Estados Unidos, adonde llegó el 10 de marzo de ese 1925.
Un año después, ya habiendo estrenado otras películas como "The Night of Love" o "The Magic Flame" (ambas también con Colman), el 26 de junio de 1927, a los veintiséis años, se casó con el actor americano Rod La Rocque. Su boda fue pagada por completo por Samuel Goldwyn, y se dice que la solemne ceremonia (cuyo banquete se celebró nada menos que en un castillo) es la boda más extravagante, cara y publicitada de toda la historia de Hollywood. Su matrimonio, uno de los más felices, duraría más de cuarenta años.
Solo volvería a aparecer en una película de 1933, "The Rebel", que sí tuvo bastante más éxito, pero ella ya optó por continuar con su retiro.
Durante su retiro, la húngara se hizo famosa por jugar al golf. Su deporte favorito era éste, y realizó una gran cantidad de partidas de golf, a veces incluso sin nadie que la viese, sola. De hecho, dicen que era una gran jugadora de golf incluso a los ochenta años.
Cuando empezó la Primera Guerra Mundial, Bánky tenía treinta y ocho años, pero nunca se llegó a enterar de que todas sus películas europeas (que fueron catorce), menos "Der Zirkuskönig", fueron destruidas cuando las tropas nazis bombardearon el estudio húngaro donde los rollos de sus películas se guardaban. Además, de sus películas americanas solo quedan completas seis de los diez filmes. De ahí el escaso legado que queda de esta actriz.
Al terminar la guerra, Vilma decidió ir de visita a su país natal y reencontrarse con sus padres, a los que tanto añoraba. Pero sus padres, empobrecidos a raíz de padecer ambos conflictos bélicos, estaban viejos y enfermos. De hecho, al poco tiempo de hacer la actriz esa visita, su madre Katalin falleció en cama, en 1947, y un año después, en 1948, moría su padre János.
Tras unos largos años 70, en 1981, a los ochenta años de edad, creó una fundación educativa para la infancia llamada "The Bánky-La Rocque Foundation", destinada a promover la educación de los niños incluso en los países más empobrecidos. Para ello, Vilma donó hasta un millón de dólares. La fundación hoy sigue en activo. En 1986, la envejecida diosa del cine mudo decidió autorecluirse entre su mansión de Sunset Boulevard y un asilo de ancianos. Finalmente, optó por quedarse en el asilo el resto de su vida. Enferma y sola, permanecería los últimos cinco años de su vida lamentándose de no recibir ni una sola visita por parte de nadie, y enfurecida porque ni el público ni la prensa le prestasen la menor atención.
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