domingo, 12 de febrero de 2012

FRANCESCA BERTINI, la diva italiana

El cine mudo de Italia era un tanto curioso. No tenía la expresividad del cine francés, no era tan comercial como el americano, y no era tan dramático como el alemán o el ruso. En Italia, los espectadores estaban más que acostumbrados a que sus actrices más famosas fuesen bastante mayores para lo normal y que todas ellas siguiesen el mismo estilo de mujer fatal y enigmática. Pero, ¿qué mujer italiana fue la que puso eso de moda? Pues se trataba, nada menos, que de una de las mayores estrellas europeas, del primer cuarto del siglo XX, Francesca Bertini.

Su nombre de nacimiento no era ése que acabas de oír, así como tan pegadizo. La bautizaron con el nombre de Elena Seracini Vitiello, y nació en la bella ciudad de Florencia, el 5 de enero de 1892, en el seno de una familia demasiado pobre, y se desconoce quiénes eran sus padres de verdad. Cuando la pequeña Elena era apenas un bebé, sus padres murieron, o bien es que la abandonaron por no poderla mantener, el caso es que cuando Elena aún no tenía ni cargo de conciencia por ser tan pequeña la adoptó un matrimonio pobre un tanto peculiar. Su nuevo padre era un trovarobe ("encuentra cosas") Arturo Vitiello, que procedía de Nápoles, y su mujer, la actriz Adelaida Frataglioni, que sí era de Florencia. Ambos se encontraban actuando por casualidad en Florencia cuando se encontraron a Elena y la adoptaron. Por el lugar de origen de su padre adoptivo, pronto la nueva familia se fue a Nápoles, ciudad en la que Elena pasaría toda su infancia, actuando numerosas veces siendo niña en los espectáculos ambulantes de sus padres adoptivos. Luego inició su trayectoria en el cine en una fecha muy temprana para el cine, en las baratas comedias que rodaban cerca de su casa en Nápoles, aunque no actuaba en ellas, para decepción suya; solo pagaba para verlas.

Con el incansable apoyo de sus padre adoptivos, Elena debutó en el cine allí en Nápoles en una película barata de 1904, con solo doce años de edad. La película, titulada "La Dea del Mare" no tuvo gran éxito y Elena, aunque era una niña, decidió irse a Roma a estudiar interpretación, lo que estudió durante poco tiempo. Luego regresó a Nápoles y siguió en el teatros de sus padres.
En 1912, ya con veinte años y ocho después de filmar su primer trabajo de cine, Elena hizo un pequeño papel en su segunda película, "Idillio Trágico". A finales de ese año o inicios de 1913 la joven Elena se fue Roma para perfeccionar su técnica actoral y de paso cambió su nombre a Francesca Bertini, por el que se la conoció el resto de su vida. Así, Bertini protagonizó su primer éxito, llamado "Histoire d'un Pierrot" y dirigido por Baldassarre Negroni.
En 1915 actuó con el papel más principal en la película "Assunta Spina", que la catapultó a la máxima fama de su carrera y la hizo una actriz famosa en todo el mundo, y por supuesto más especialmente en su Italia natal, de la que nunca se fue. Ese 1915, Francesca ganó de sueldo la friolera de ciento setenta y cinco mil dólares, algo así como ciento setenta mil euros, un récord para la época y para la más o menos humilde industria cinematográfica de Italia. Un año más tarde, la diva Mary Pickford lograría cobrar esa suma, lo que quiere decir que en 1915 Bertini era considerada más importante que Pickford, mito del cine en general.

A partir de tal éxito, la actriz italiana empezó a dirigir o producir algunas de sus propias películas, casi siempre a producirlas, y así pasaron los siguientes tres o cuatro años. En 1919, a los veintisiete años, se le ocurrió hacer ella sola una serie de siete películas que hablasen sobre los siete pecados capitales. Pero ya la primera película de esa serie fue un fracaso comercial, así que Bertini desistió de hacer su gran proyecto. 

Durante los años 20, mantuvo un éxito bastante discreto a lo acostumbrado en ella, pero que una de las muy escasas actrices italiana populares en los años 10 que llegó a trabajar durante el cine sonoro. Pero para cuando en Italia llegó el cine sonoro, la industria de la gran pantalla de ese país había cambiado por completo. No era lo que Francesca se esperaba. Se pusieron de moda las comedias "teléfono blanco", y el cine italiano inició su periodo de crisis con la era del fascismo recién instalado en Italia, que se dedicaba a censurar a diestro y siniestro casi todas las películas rodadas, unas películas dirigidas y protagonizadas por directores y actores que ya era casi de una nueva generación, y a quienes Francesca les empezaba a parecer una actriz muy anticuada, a pesar de que ella siguió siendo casi igual de popular y una de las más grandes actrices que quedaban vivas.

Ya en los años 40, con casi cincuenta años, la gran Hollywood le ofreció un contrato para trasladarse a trabajar allí, pero Francesca amaba Italia y se negó, porque además detestaba el comercial cine que se realizaba en Estados Unidos (en ese caso, le ocurrió lo mismo que a la alemana Brigitte Helm). Fue en esta etapa de su vida cuando se caso con el banquero Paul Cartier y se fue a vivir con él a Suiza. Cuando éste falleció muchos años después, ella regresó a Roma y permaneció allí, con pocas apariciones públicas, hasta su propia muerte.

En los años 60 y 70, Bertini apareció varias veces en diversas entrevistas de televisión, y en público avocaba con nostalgia y morriña sus ya tan lejanos días de gloria de los años 10. Su última aparición película fue un cameo casi de casualidad, en la salía vestida de monja en la película "Novecento" (protagonizada por Robert de Niro), de 1976. También hizo una breve intervención en un documental sobre las divas del cine italiano en 1982.

Enferma y cansada de tan larga vida, Francesca Bertini murió a la avanzada edad de noventa y tres años, el 13 de octubre de 1985.

MADGE BELLAMY, la escandalosa mujer de los ricitos

En 1932 el mítico actor húngaro Béla Lugosi, ya decadente con el cine sonoro, rodaba una película titulada "White Zombie". Junto a él aparecía, igual de decadente y ya fracasada, una mujer de treinta y tres morena, típicamente americana y de pelo muy rizado, con aspecto entre inocente y acaramelado y sobrio y oscuro. Esa mujer, nacida con el nombre de Margaret Derden Phillpot, todavía le queda por delante un larguísimo retiro e insoportable vejez.


Margaret Derden Philpott, a la que luego todo el mundo conocerá como Madge Bellamy, ve por primera vez la luz de este mundo el 30 de junio de 1899 en una casita de Hillsboro, en el estado norteamericano de Texas. Tuvo una infancia bastante afortunada, y no tuvo que salir para adelante ella sola como pudo, a diferencia de otras actrices de su tiempo. Su padre, William Bledsoe Philpott, era catedrático de Inglés en la universidad local y ganaba un altísimo sueldo, por lo que la situación económica de los Philpott era bastante desahogada. Su madre se llamaba Annie Margaret Derden y era dieciséis años más pequeña que su marido. Ambos se casaron en junio de 1898, y Margaret nació a los pocos días del primer aniversario de bodas. Además, sus padres (ambos) eran de ascendencia irlandesa.

Aunque nació en Hillsboro, a las pocas semanas de nacer ella y su familia se trasladaron a San Antonio, también en Texas, donde permanecerían hasta 1905. En esta fecha, cuando Margaret ya tenía seis años, los Philpott volvieron a mudarse esta vez tampoco se fueron de Texas, pero se fueron a la ciudad de Brownwood, donde su padre iba a ejercer su profesión de maestro de inglés y donde la niña tampoco se terminaría de educar y criar. Cuando tenía diez años de edad, en 1909, la familia Philpott volvió a trasladarse de nuevo, ahora a la lejana ciudad de Denver, en Colorado. Fue en Denver cuando la niña Margaret empezó a interesarse más por el espectáculo y, con el permiso de sus padres, aparecía en diversas obras teatrales bastante baratas, pero fue ganando, y aunque ya a los cinco años estaba sobre las tablas de un escenario, el mundo del teatro no empezó a gustarle hasta ese momento.


Tras cumplir 17 años, en 1916, Margaret viajó prácticamente sola a Nueva York, buscando hacer fortuna en el olimpo de los teatros, Broadway. Muy poco tiempo después de llegar, lo había conseguido. A partir de 1918, Margaret (que ya había cambiado su nombre a Madge Bellamy), hizo sus primeras obras importantes en Broadway; durante los dos años anteriores había participado en muchas representaciones, pero ninguna era de importancia. Cuando en ese año de 1918 protagonizó la obra teatral "Pollyanna", luego adaptada al cine por Mary Pickford, algunas compañías de cine más o menos célebres y remuneradas empezaron a fijarse en ella, y vieron que tenía muchas cualidades para actuar delante de una cámara.

En noviembre de 1920, a sus veintiún años, firmó un contrato con el actor, productor, guionista y director de cine Thomas Harper Ince (el mítico cineasta asesinado en 1924 a bordo del yate "Oneida"), que acababa de fundar él solo una compañía bastante humilde, Triangle Films, una de las miles y miles de compañías que Universal Pictures o MGM acabaría absorbiendo con el cine sonoro. Así, Madge debutó a finales de ese año con la película "The Riddle: Woman".


En menos de un año Bellamy abandonó Triangle para unirse a Famous Players-Lasky (posteriormente transformada en la Paramount), con la que estuvo otros cuatro años, hasta 1925 más o menos, y luego firmó un contrato con la creciente Fox, con la que permaneció hasta el fin de los años 20. Entre sus películas mudas más recordadas estaban "Love Never Dies", de 1921, "Lorna Doone", de 1922, y "The Iron Horse", de 1924.

En 1928 Madge filmó su primer trabajo en el cine sonoro, "Mother Knows Best". Pero en 1929, un grave conflicto con la Fox la llevó al fracaso. Una de las primeras películas sonoras producidas por esta compañías había sido confeccionada con cuidado y cautela durante casi un año para que la pudiese protagonizar ella, considerada una de sus mayores estrellas, pero Madge ignoró el esfuerzo hecho por la productora para ese proyecto y se negó a hacer la película, por lo que la Fox, harta de los caprichos y de los escándalos de la actriz y enfurecida por todo el tiempo perdido en vano, despidió a Bellamy.


Ya en 1928 Madge había protagonizado no una película, sino un escándalo. A sus veintinueve años se había casado con un ricachón llamado Logan Metcalf, pero se ve que a ella solo le interesaba el dinero y a él la noche de bodas, porque a los tres días de casarse, y después de haber aparecido ya en todos los tabloides, se divorciaron. Bellamy nunca se volvió a casar y por supuesto, jamás tuvo hijos.

Al abandonar la Fox, Bellamy quedó relegada a hacer papeles insignificantes (alternados a veces con roles principales) en películas malísimas, de muy bajo presupuesto, filmes de serie B (o de serie Z) en compañías baratas que no conocía nadie de su público. La primera de esos opacos filmes fue "White Zombie", de 1932 (permaneció tres años sin actuar, desde 1929 hasta 1932). Ésta la protagonizó junto a Béla Lugosi, quien tras varios fracasos en el cine había quedado relegado al mismo rincón que ella. Haría unas ocho películas más, las últimas tres o cuatro con papeles muy pequeños que ni siquiera aparecían en los créditos, hasta que en 1936, a los treinta y siete años, y después de rodar la fracasada "Crack-Up", se retiró de la vida pública, aunque hizo un cameo poco importante en otro filme de 1945.

En 1943, con más de cuarenta años de edad, Bellamy aparecía en las portadas de los periódicos por un triste escándalo. Había disparado con una gran pistola a su actual amante, el multimillonario Stanwood Murphy. Ella puso excusas, como que había disparado sin querer, había sido accidental, o que ella ni siquiera había hecho eso, y resulta que la causa fue que Murphy, su amante, le había decho que la iba a abandonar por otra mujer y ella, en un arrebato de cólera, le dio al gatillo de la pistola.


Tras su último cameo ya mencionado, de 1945, la envejecida Madge permaneció olvidada durante unos cuarenta y cinco larguísimos años, cada vez más afectada por problemas económicos, arruinada, sumida en la pobreza, y terminó trabajando como una vieja empleada en una tienda local. Luego, en los años 80, todo volvió a cambiar, porque con el auge inmobiliario que se produjo en California en esa década, Madge vendió su propiedad y amasó una gran fortuna, incluso llego a tener más dinero que durante su carrera del cine.

A la avanzada edad de noventa años, el 24 de enero de 1990, Madge falleció debido a un fallo cardíaco. Su autobiografía, la cual se dedicó a escribir en los últimos meses de su vida, fue publicada poco después de que muriese.

THEDA BARA, la vamp original

Su ojos, esos ojos negros, redondos, enormes y profundos. Te podías perder en sus centelleantes y oscuras pupilas. Su boca, roja como la sangre, diminuta, pero a todos los hombres que la besaron se les fue la cabeza. Su piel, pálida, blanca como la porcelana, transparente como el cristal, casi se le notaba hasta el más mínimo capilar de sus manos. Su pelo, espeso, casi más largo que su propia estatura. Sus manos, de dedos finos y afilados, con aquellas uñas de nácar que se te clavaban en la carne. Fascinante y enigmática, era mujer nacida en Egipto, hija de una concubina egipcia y su amante francés. Siendo dada en adopción a unos sabios beréberes, conocía rituales mágicos y diversos conjuros misteriosos, viajaba a camello frente a las pirámides de Gizeh y vivía en tiendas de campaña de los nómadas, hasta su adolescencia, bañándose solo con leche de burra.

 
Puede ser que tuviese alguna ascendencia lejana de origen egipcio, pero esa no fue su historia ni mucho menos. Eso fue lo que se inventó el productor de cine William Fox para dar publicidad a la nueva estrella, aunque lo cierto es que, entre 1915 y 1919, todo el mundo se creyó esa fantástica historia.

En realidad la fantástica actriz nació muy, pero que muy lejos del desierto egipcio, nada menos que en la atestada urbe estadounidense de Cincinnati, el 29 de julio de 1885, con el nombre de Theodosia Burr Goodman. Lo de haber nacido ese año lo dijeron las malas lenguas para resaltar que era vieja al debutar en la gran pantalla (y era verdad lo que decían), pero ella se empeñaba en decir que había visto la luz en 1890 para restarse edad. En un principio estaba destinada a seguir el mismo camino que las niñas de su condición social y época: ser buena esposa y madre, y nada más. Hija de inmigrantes europeos y judíos que probaban fortuna y buena suerte en la tierra de las oportunidades. Su padre se llamaba Bernard Goodman y provenía de Polonia, pero se había confeccionado un nuevo nombre más "inglés" para no tener demasiados problemas, aunque su nombre de nacimiento aún no se sabe cuál era. Su madre, Pauline Louise Françoise DeCoppett, había llegado ya desposada desde Suiza, aunque tenía sangre francesa y alemana. Cuando se casaron, los padres de Theodosia se fueron a vivir al barrio judío de Avondale, en Cincinnati, donde la niña nació y se crió, mientras su padre se dedicaba a abrir una tienda de barrio.

Theo o Teddy, como la llamaban para abreviar su rarísimo nombre, era la mayor de tres hermanos: en 1888 nació su hermano Marque, y no fue hasta 1897, cuando tenía ya doce años de edad, cuando nació su hermana Esther. Esther Goodman tomó el pseudónimo de Lori Bara e hizo varios guiones en algunas películas mudas. Desde muy pequeña, Theo demostró ser una niña un tanto especial: con una fortaleza de carácter difícil de superar, era algo dura con los suyos y muy tímida con la gente de afuera. Sus únicos amigos eran los libros, le encantaba todo lo referente al misticismo, la mitología y la filosofía, y nunca se sintió atraída por la confección de dulces y el bordados, como las demás niñas de su época. Además, no se solía relacionar con los demás chicos o chicas de su edad.


Conforme fue creciendo y ganando aún más carácter, Theodosia comenzó a interesarse por los teatros ambulantes que oficiaban en su barrio, las actrices del tableau vivant y los recitales poéticos de las calles. En 1899, a los catorce años, inició los cursos secundarios en Walnut Hills, donde superó todos los cursos. Siempre vestía de negro, y ésa fue su insignia de por vida.

Se graduó en 1903, y entró en la universidad, algo rarísimo de ver en las jóvenes de su época. Pero todo se truncó. Theodosia empezó a mostrar cierto desdén hacia los que estudiaba y decantaba más por actuar en insignificantes teatros ambulantes. En 1905, habiendo cumplido ya los veinte años, y tras un arduo y duro conflicto con su padre, quien se negaba a que ejerciese la profesión de actriz, Theodosia hizo las maletas y se fue de casa, de Cincinnati e incluso de Ohio entero, rumbo a buscar trabajo en compañías diminutas de teatro.

Tras irse de casa, encontró trabajo como cantante de cabaret en el Alhambra Theater de Milwaukee, en Wisconsin, un antro viejo, cutre y de muy mala fama donde solo acudían borrachos, quienes tenían la peculiar costumbre de hacer reventar las botellas arrojándolas escaleras abajo hacia el escenario si el espectáculo no había sido de su agrado. En cambio, con las actuaciones de Theodosia eso nunca pasó, y se hizo célebre en aquel antro por las letras tan atrevidas de sus canciones y su singular atractivo.


Luego, hacia 1907 o 1908, Theodosia se marchó a Nueva York a buscar un trabajo como actriz que estuviera evidentemente mejor remunerado. Cambio su nombre a Theda DeCoppett (Theda era una abreviatura de Theodosia, y De Coppett era el apellido de su madre), y debutó en 1908, a los veintitrés años, en el Garden Theater de Nueva York con la obra teatral "The Devil", iniciando así, con ese papel protagonista, su fama de mujer perversa, algo que se alejaba grandemente de la realidad. Tras alternar obras en varios teatros neoyorquinos durante tres años, en 1911 se unió a una compañía teatral ambulante en la que Theda se convertiría en la principal atracción de sus espectáculos. Permanecería escalando puestos en los teatros tres años más.

No fue hasta 1914 cuando una mujer medio millonaria llamada Eva Fox, esposa del reciente magnate del cine William Fox, creador de la compañía Fox, la vio interpretar en una obra teatral, se fijó en ella, y le dijo a su marido que la ascendente actriz tenía posibilidades para el cine. Así, Theda fue contratada por William Fox y debutó a los veintinueve años (una edad muy avanzada para la época) con un papel de extra en la película "The Stain", de ese 1914.

Al año siguiente, en 1915, protagonizó a los treinta años su segundo filme, "A Fool There Was" (literalmente en español, "Fue un Tonto"). La nueva película fue un éxito aplastante y Theda cambió su apellido artístico para convertirse en Theda Bara: Bara fue el apellido que le dio la compañía Fox, en un anagrama de Arab Death (Muerte Árabe). Fue entonces cuando William Fox inventó aquella fantástica historia sobre los primeros años de Bara, en un intento bastante exitoso por darle publicidad a la nueva y repentina estrella.







Pasó a convertirse en una actriz reconocida y famosa en el mundo entero y se convirtió en la primera femme fatale del cine, siendo la primera sex-symbol de la historia y la que puso de moda en todos los años 10, el estilo de las vamp (diminutivo de vampire, vampiro en inglés, es fácil de imaginar cómo era ese estilo, mujeres perversas y frías, de mente calculadora, de belleza incomparable y capaces de llevar a la perdición a cualquier hombre). Cuando mostraba su semidesnudez en sus siguientes películas, los censores se llevaban las manos a la cabeza, y se convirtió en la antítesis por excelencia de la inocente, virginal y victoriana Mary Pickford, la única actriz cinematográfica que en aquella época cobraba más dinero que Bara. Además, Theda fue la primera actriz de la historia del cine que dijo la frase "Bésame, tonto..." delante de una cámara.

Entre 1915 y 1918, con la Primera Guerra Mundial, la fama de Bara fue meteórica, y en solo esos tres años realizó alrededor de cuarenta películas o más, siempre bajo la dirección del director Frank Powell o de su futuro marido, el cineasta Charles Brabin, siempre con la compañía Fox y siempre con los mismos papeles de mujer fatal, aunque ella empezó a quejarse, William Fox no le hizo caso y siempre la usó para los mismos roles, cada uno idéntico al anterior. Hoy en día, y por detrás de Clara Bow, su supuesta sucesora en el celuloide, Theda Bara es la segunda mejor actriz de la historia del cine mudo, seguida por señoritas como Mary Pickford, Lillian Gish, Gloria Swanson, Mabel Normand, Pola Negri o Vilma Bánky.

En 1917, a los treinta y dos años y después de una corta pero intensa trayectoria en el cine, Bara llegaba a la cumbre de su carrera con la película "Cleopatra". Ya en 1912 se había realizado una adaptación cinematográfica de la reina del Nilo, pero la de Theda fue acaso la mejor, y ni siquiera Elizabeth Taylor, Claudette Colbert, Vivien Leigh o Monica Bellucci, habiendo hecho superproducciones con la historia de este hito egipcio harían una mejor obra que Bara.




Incluso la mismísima Marilyn Monroe, quien desde siempre admiró a Theda, posó en 1958 en memoria de la ya fallecida vamp a propósito del filme de Cleopatra, pero son fotografías de la rubia platino ya olvidadas o perdidas.

En 1918 Theda estrenaba otras dos de sus mejores películas, "Salomé" y "The Forbidden Path" (la primera más famosa y reconocida que la segunda). De nada le servirían luego esos grandes éxitos, porque un incendio en los almacenes de la Fox en los años 30 quemaron y mandaron al anonimato casi todas las películas mudas producidas por la Fox. Entre ellas se encontraban casi todas los filmes de Theda, de la que hoy en día queda un escasísimo legado, compuesto por seis películas y dos o tres fragmentos de "Cleopatra", la cual también se perdió. De todos los personajes con una estrella en el Paseo de la Fama, Bara es la que más pérdida de su trabajo ha sufrido.


En 1919, afectada por problemas económicos, la Fox al fin confesó que la historia de Theda, la enigmática mujer egipcia no había sido más que una gran campaña publicitaria confeccionada a toda prisa para darle publicidad a Bara, y la despidieron de la compañía. Theda haría un par de películas más entre 1919 y 1921 para otras compañías de cine, pero en 1921, a los treinta y seis años de edad, y después de haberse casado semanas antes con Charles Brabin, Theda anunció que se retiraba. Su marido además no deseaba que actuase por su fama de mujer fatal, aunque sin el permiso de él, Bara protagonizó otra película llamada "Unchastened Woman" en 1925, a sus cuarenta años de edad, y fue un éxito, pero tras el rodaje de otras dos películas en las que se autoparodiaba, "Madame Mistery" y "45 Minutes from Hollywood", ambas de 1926, desapareció del mundo cinematográfico con el mismo misterio con el que interpretó a sus personajes durante toda su vida.

A partir de 1920, y viendo que ya no tenía futuro en el cine, Theda empezó a hacer obras de teatro de nuevo, entre ellas una muy exitosa de 1920 llamada "The Blue Flame" (en español, "La Llama Azul"). En 1923, a los treinta y ocho años, apareció en un número especial junto a su marido de la revista "Movie Weekly", donde ella afirmaba que le gustaría seguir haciendo películas pero que Brabin no la dejaba.


Hoy en día, los historiadores de cine no solo ven en Theda Bara a la que fue la primera gran sex-symbol de la historia y a una grandísima actriz, sino también a una intérpreta que fue "víctima" de su propio papel dramático de mujer fatal, porque la Fox la obligó a interpretar siempre los mismos roles hasta que la fatigada actriz acabó devorada por aquellos roles que ya estaba más que harta de interpretar. Cuando los años 10 terminaron, la moda de las vamp finalizó y cedió ante las animadas y alegres flapper de los 20 que llegaban a pasos agigantados, y su compañía decidió "desecharla".

Durante los años 30, Theda se dedicó a lo que más le gustaba, la literatura y la filosofía, y aunque realizó un nuevo intento por volver a los teatros, aunque no fuese por la puerta grande, fracasó y quedó olvidada. Fue en esta década cuando publicó una autobiografía y memorias, "What Women Never Tell", que jamás llegó a publicarse, y en 1936, a los cincuenta y un años, apareció brevemente en un popular programa de radio, el cual fue su último acto público. En la década de 1940, poco antes de morir, quiso hacer una película biopic producida y dirigida por ella y que contuviese su emocionante vida, pero protagonizada por otra actriz, proyecto que fracasó porque ninguna compañía quería hacerse cargo de los gastos.


Finalmente, cansada de luchar para que nadie la olvidase pero sin resultado aparente, Theda Bara murió a causa de un cáncer de estómago el 7 de abril de 1955, a los sesenta y nueve años, pero no ha sido hasta nuestros días cuando la gente empieza a acordarse otra vez de ella.

sábado, 11 de febrero de 2012

VILMA BÁNKY, la rapsodia húngara

Un día, el productor Samuel Goldwyn, de paseo por Budapest, descubrió una curiosa fotografía puesta en el escaparate de una tienda de la gran ciudad húngara. Se trataba de una postcard de una joven actriz llamada Vilma Bánky. Ese pelo rubio, esos ojos de un raro tono violeta...todo ello cautivó al productor. Un mes más tarde, esa novata del cine estaba en Hollywood.


Desde el primer día de vida en este mundo, la vida de la joven actriz recién descubierta había sido un tanto agitada. Vilma Koncsics Bánky nació en un pueblecito del centro de Hungría llamado Nagydorog, un gélido 9 de enero de 1901. Tuvo bastante suerte, su familia era muy acomodada. Su padre, llamado János Koncsics Bánky, iniciaba su carrera como funcionario para el Imperio Austrohúngaro, y las vistas señalaban que quedaba un glorioso porvenir para él y para su familia. Su madre era una joven llamada Katalin Ulbert, aficionada y coleccionista de artes. Vilma tenía además dos hermanos: uno mayor, Gyula (en español Julio), nacido en 1899, y una hermana pequeña, Gisella, llamada con cariño Gizi, que nació en 1903.
Cuando tenía cinco años, en 1906, su padre fue destinado a trabajar en las grandes oficinas "imperiales" de Budapest, por lo que Vilma y su familia se trasladaron a la capital húngara. La niña nunca regresaría a su localidad natal y apenas guardaría recuerdos de ésta. Pronto su madre, empeñada en que todos sus hijos cursasen los estudios en escuelas privadas, la apuntó a la Escuela Civil Egressy, exclusiva para niñas. Así, entre excursiones al campo con su familia y paseos por las selectas calles del centro de Pest, transcurrió toda la plácida infancia de la pequeña Vilma.


Hasta que llegó la Primera Guerra Mundial. Al declararse la guerra en 1914, Vilma es una joven de trece años, y tuvo que afrontar su pobreza, que estaba a la vuelta de la esquina, como mejor pudo. Gracias al continuo esfuerzo de sus padres, Vilma logró acabar la escuela primaria y completar también la secundaria, cosa que ella agradeció toda la vida, pero en cuanto finalizó éste último proceso educativo, Bánky no pudo acceder a la universidad. Dejó los estudios y empezó a trabajar. Era el año 1919, tenía dieciocho años y obtuvo un trabajo casi insignificante como taquígrafa (aunque en esta profesión no tenía mucho talento) en una oficina. Con la disolución definitiva del imperio al final de la Gran Guerra, su padre se quedó en el paro, buscando un nuevo trabajo a la par que su hija Vilma.

Pero el destino quiso que, al poco tiempo de iniciar su casi penoso trabajo, ese mismo año de 1919, un director de cine alemán llamado Carl Boese la viese por la calle y le ofreciese un pequeño papel en su nueva película, "Im Letzten Augenblick" (en español, "En el Último Momento"). Boese había quedado impresionado por la belleza de la jovencísima Vilma y quiso darle una bonita oportunidad. Así, Bánky debutó en el cine. Además, la joven estaba desde muy pequeña interesada en el mundillo de la gran pantalla y estuvo muy ilusionada con su diminuto papel.
En 1920 Bánky no participó en ninguna película, y además fue un año bastante agitado. Sus padres, buscando un feliz destino repleto de dinero, querían casarla con su novio, un joven rico llamado Imre Lukatz, quien también la presionaba para que se casase con él y no iniciase una carrera de actriz. Viendo la presión sufrida, Vilma decidió irse a Alemania. Al poco tiempo, al comprobar las productoras de cine que podía ser una intérprete muy prometedora, le ofreció una beca para estudiar arte dramático en la Escuela de Cine del actor húngaro Géza Von Bolváry, situada en Budapest. Al año siguiente, en 1921, Vilma hizo dos papeles secundarios en otras dos películas (ambas producidas y dirigidas en Hungría), "Tavaszi Szerelem" (en español, "Amor de Primavera") y "Galathea".


En 1922, Bánky se trasladó de Hungría a Alemania para poder seguir participando libremente en películas sin sufrir la presión de su familia en Budapest. Este fue uno de los años en Europa más productivos de su carrera. En esta etapa protagonizó filmes como "Veszélyben a Pokol", "A Halott Szerelme" (esta sí en Hungría), o "Schattenkinder des Glücks". En 1923 protagonizó una sola película, el filme alemán "Das Bildnis".


En 1924, siempre en Alemania, Bánky participó en cuatro filmes, de los cuales uno de ellos, "Der Zirkuskönig" (en español, "El Rey del Circo"), fue su película más famosa de su carrera europea. En enero o febrero de 1925, el productor de cine hollywoodiense Samuel Goldwyn descubrió una fotografía de la actriz en el escaparate de una tienda de Budapest. Impresionado por sus cabellos rubios y sus ojos violetas, tan expresivos, decidió contactar con el bella actriz para ofrecerle un contrato con MGM que la llevase a Hollywood. Después de más de un mes, el primer día de marzo de 1925 Goldwyn lograba mantener su primer contacto con Vilma. Aquella jornada casi primaveral le ofreció el maravilloso contrato con la compañía MGM. Bánky no se lo pensó ni dos veces. Alrededor del día 5 de marzo se trasladó a Londres, y de ahí se fue en barco a Estados Unidos, adonde llegó el 10 de marzo de ese 1925.



En cuanto llegó se iniciaron los rodajes de su primer film americano, "The Dark Angel", junto al galán Ronald Colman, de quien fue muy buena amiga. En el verano de 1925, ya finalizado el rodaje de la nueva película, la cual tuvo un enorme éxito, la contrataron para trabajar en otra producción, esta de la compañía United Artists, "El Águila Negra", junto al latin lover por excelencia de la época, Rodolfo Valentino. Éste último se divorció de su esposa, la excéntrica Natacha Rambova, un mes después de conocer a Vilma, lo que empezó a propagar el rumor de que Valentino y Bánky tenían un romance. Los rumores siguieron extendiéndose en la primera mitad de 1926, cuando ambos volvieron a compartir cartel en la película "El Hijo del Caíd", filme acaso de dudosa calidad y demasiado comercial, exclusivamente destinado a hacer publicidad a United Artists y MGM y ganar más audiencia. Aún así, la película fue un enorme éxito que catapultó a Bánky a la fama, siendo incluida dentro de las veinte grandes actrices del cine mudo. 



"El Hijo del Caíd" se estrenó a principios de septiembre de 1926, una fecha un tanto espinosa. Apenas dos semanas antes, el día 23 de agosto, fallecía a los 31 años en Nueva York, y víctima de úlcera sangrante, Rodolfo Valentino, el protagonista y supuesto amante de Vilma, por lo que estrenar el filme prácticamente durante el funeral del actor fue un desagradable error. Ello no afectó a la carrera de la actriz húngara, quien solo un mes después, en octubre de 1926, estrenaba una nueva película, la exitosa "The Winning of Barbara Worth", de nuevo junto a Ronald Colman. El filme, estrenado en España como "Flor del Desierto", fue el único western que Vilma hizo en toda su carrera.

Un año después, ya habiendo estrenado otras películas como "The Night of Love" o "The Magic Flame" (ambas también con Colman), el 26 de junio de 1927, a los veintiséis años, se casó con el actor americano Rod La Rocque. Su boda fue pagada por completo por Samuel Goldwyn, y se dice que la solemne ceremonia (cuyo banquete se celebró nada menos que en un castillo) es la boda más extravagante, cara y publicitada de toda la historia de Hollywood. Su matrimonio, uno de los más felices, duraría más de cuarenta años.


En 1928 hizo otras dos películas, "Two Lovers" (de nuevo con Ronald Colman, sería su última colaboración con éste) y "The Awakening". Se podría decir que "Two Lovers" fue su última película exitosa. Después, con el advenimiento del cine sonoro, tan peligroso para las estrellas extranjeras como ella, mantendría una fama demasiado discreta. Entre 1926 y 1928, la MGM, su compañía, se decantó por emparejarla siempre con Ronald Colman viendo la popularidad que tenía sobre el público, pero Colman empezó a engancharse en otros proyectos distintos, a la vez que Bánky empezaba a perder el interés por el cine, aburriéndose en los rodajes. En 1929 hizo su primer filme sonoro, "This is Heaven", junto al decadente James Hall. El nuevo trabajo fue más o menos un gran fracaso. Vilma tenía un acento húngaro demasiado fuerte, apenas sabía hablar inglés (pese a que en 1928 se nacionalizó estadounidense) y se entendía muy mal lo que decía. Un año después, en 1930, a los veintinueve años, y tras protagonizar el fracasado drama "A Lady to Love", Bánky anunció que se retiraba.


Solo volvería a aparecer en una película de 1933, "The Rebel", que sí tuvo bastante más éxito, pero ella ya optó por continuar con su retiro.


Sus últimos años fueron un misterio, por las poquísimas apariciones públicas que realizó. En 1937, cuando su marido también se retiró de la gran pantalla, empezaron a dirigir una próspera cadena de comercios, que sin embargo duró poco tiempo.


Durante su retiro, la húngara se hizo famosa por jugar al golf. Su deporte favorito era éste, y realizó una gran cantidad de partidas de golf, a veces incluso sin nadie que la viese, sola. De hecho, dicen que era una gran jugadora de golf incluso a los ochenta años. 


Cuando empezó la Primera Guerra Mundial, Bánky tenía treinta y ocho años, pero nunca se llegó a enterar de que todas sus películas europeas (que fueron catorce), menos "Der Zirkuskönig", fueron destruidas cuando las tropas nazis bombardearon el estudio húngaro donde los rollos de sus películas se guardaban. Además, de sus películas americanas solo quedan completas seis de los diez filmes. De ahí el escaso legado que queda de esta actriz.


Al terminar la guerra, Vilma decidió ir de visita a su país natal y reencontrarse con sus padres, a los que tanto añoraba. Pero sus padres, empobrecidos a raíz de padecer ambos conflictos bélicos, estaban viejos y enfermos. De hecho, al poco tiempo de hacer la actriz esa visita, su madre Katalin falleció en cama, en 1947, y un año después, en 1948, moría su padre János.


A partir de ahí, la vejez de Bánky se convirtió en una continua cadena de muertes muy cercanas a ella. En 1967 fallecía su hermano Gyula, después de haberse hecho escritor y guionista. Un hijo de Gyula (sobrino de Vilma), emigró a Argentina, donde trabajó como locutor de radio. Hoy en día, algunos parientes lejanos de la actriz siguen viviendo en Argentina. En agosto de 1969 moría a los sesenta y seis años su hermana Gizi, después de haberse casado con un farmaceútico de Hodmezosarvély y haber tenido tres hijos. Apenas se había recuperado Vilma de esta dura pérdida, cuando en octubre de ese 1969 se quedó viuda, Rod La Rocque murió también. Desde entonces, no haría ni una aparición pública más.


Tras unos largos años 70, en 1981, a los ochenta años de edad, creó una fundación educativa para la infancia llamada "The Bánky-La Rocque Foundation", destinada a promover la educación de los niños incluso en los países más empobrecidos. Para ello, Vilma donó hasta un millón de dólares. La fundación hoy sigue en activo. En 1986, la envejecida diosa del cine mudo decidió autorecluirse entre su mansión de Sunset Boulevard y un asilo de ancianos. Finalmente, optó por quedarse en el asilo el resto de su vida. Enferma y sola, permanecería los últimos cinco años de su vida lamentándose de no recibir ni una sola visita por parte de nadie, y enfurecida porque ni el público ni la prensa le prestasen la menor atención.


Al fin, después de llegar a ser ingresada en un hospital, Vilma Bánky murió por un paro cardiorrespiratorio en el hospital Convalescent Saint John of God de Los Ángeles, el 18 de marzo de 1991, habiendo llegado a los noventa años de edad. Sin embargo, y como si quisiera vengarse de la indiferencia de los medios de comunicación, dispuso en su testamento que su muerte no sería anunciada por su abogado hasta año y medio después, es decir, hasta el otoño de 1992. Fue incinerada, y sus cenizas se arrojaron al mar.


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JOSÉPHINE BAKER, la diosa de ébano

En 1927 una chica negra, de nombre Joséphine Baker, debutaba en el apasionante mundo del cabaret. Siete años después, en 1934, protagonizaba películas en Francia. Tiempo más tarde, todas las mujeres imitaban su tono tan oscuro de piel. Hasta ese momento, todas las grandes estrellas eran de raza blanca, pero el éxito de la nueva estrella negra supone una gran innovación. Ahí empezó la liberación de los negros.



Su nombre de verdad no era ése. Bautizada como Freda Josephine Carson, nació en Saint Louis, Missouri (junto con Nueva Orléans uno de los santuarios de los negros), el 3 de junio de 1906, en el seno de una familia realmente pobre de negros descendientes de esclavos. Su padre se llamaba Eddie Carson y era un percusionista de vaudeville, y su madre, Carrie MacDonald, era lavandera. Gracias a la profesión de su padre, Freda Josephine tuvo a muy corta edad sus primeros contactos con los espectáculos.
Cuando aún era pequeña, su padre Eddie abandonó a la familia, y Freda Josephine se quedó sola con su madre, en una situación realmente precaria. Al poco tiempo, su madre Carrie se casó de nuevo, con un hombre llamado Arthur Miller. Miller era un hombre pobre, vago y normalmente desempleado, por lo que la situación de Freda Josephine y de su madre no mejoraría para nada durante años. Por eso, Josephine, que todavía era una niña, tuvo que dejar el colegio y empezar a trabajar a muy temprana edad como niñera y encargada doméstica para ayudar a aguantar la inaguantable situación económica de la familia, ampliada por dos hermanas y un hermano más. Por si eso fuera poco, Josephine vue víctima habitualmente del racismo, como todos los negros de su época.

A los trece años, en 1919, trabajaba como camarera en un club local, donde conoció a Willie Wells. A los pocos días de conocerse se casaron, aunque ella era solo una niña. Como estaba acostumbrada a trabajar desde pequeña, Josephine nunca dependió del dinero de sus diversos maridos, por lo que fue bastante independiente durante toda su vida, he ahí una de sus ventajas. Apenas un año después de casarse, ya estaba divorciada.
Luego, en 1921, a los quince años, se casó por segunda vez, ahora con el guitarrista de blues Willie Baker. Al cabo de unos dos años ya estaba de nuevo divorciada, pero tomó el apellido de su segundo marido como su apellido artístico, quedando como Joséphine Baker.



A los dieciséis años, en 1922, Joséphine empezó a unirse a diversas compañías de baile, entre ellas un grupo de danza de renombre de Philadelphia, pero al principio fue rechazada por todas ellas al considerarla una bailarina novata, torpe y demasiado negra. Al año siguiente se unió al coro de The Dixie Steppers, trasladándose a Nueva York. De ahí dio el salto a Broadway, al participar en el espectáculo de Chocolate Dandies, y también apareció varias veces en el Cotton Club de Harlem.

En 1925, antes de cumplir los diecinueve años, Joséphine se fue a París para participar como corista de La Revue Nègre. El 2 de octubre de 1925 realizó su primera actuación profesional bajo los focos de un escenario. Bailó literalmente desnuda, salvo con una corta falda hecha con bananas. Este "provocativo" espectáculo se repitió a lo largo de su carrera numerosas veces, y fue catalogada por su público francés como una belleza de ébano.



Para 1927, la joven Joséphine era la artista de espectáculos más famosa y mejor pagada de toda Europa, y rivalizaba con dos de las grandes, la extravagante Gloria Swanson y la ya decadente Mary Pickford, por ser la mujer más y mejor fotografiada del mundo entero.

Las mujeres se aplicaban polvos para oscurecer su piel y poder parecerse a ella, y fue Baker la que introdujo el exitoso charleston en Europa. Además, poseía una verdadera aptitud para la danza y una privilegiada voz para cantar jazz.

En 1930 se dedicó exclusivamente al canto, y logró cosechar enormes y memorables éxitos. Fue en esta época cuando Joséphine empezó a participar en algunos largometrajes (en su mayoría de cine mudo), los únicos que hizo en toda su vida, como "La Sirena de los Trópicos", de 1927, "Zou-Zou", de 1934, y "Princesa Tam-Tam", de 1935.



Pero mientras que en Europa, sobre todo en Francia, la adoraban, en su Estados Unidos natal la detestaban, pues los americanos blancos no soportaban ver que una mujer negra disfrutase de esa fama y gloria. En 1936 Joséphine regresó a su tierra natal para protagonizar espectáculos del Ziegfeld Follies pero, despreciada por los estadounidenses por ser de la raza que era, decidió regresar por donde había venido.

En 1937 se nacionalizó francesa, viendo que siendo de esta nacionalidad las cosas le irían mucho mejor, y en esa fecha, a sus treinta y un años, Baker se casó por tercera vez con el magnate azucarero Jean Lion. Durante la Segunda Guerra Mundial Baker, quien detestaba con todas sus fuerzas al Führer, se "alistó" con las tropas francesas aliadas y sirvió de entretenimientos para los soldados, sobre todo los heridos.



A inicios de la década de 1940 Baker se divorció de Lion, y en 1947, a los cuarenta y un años, se casó por cuarta y última vez con el director de orquesta francés Joe Bouillon. Ese año, Joséphine adoptaría con su nuevo marido a doce niños huérfanos de distintos países de origen que vivieron con ella en su mansión durante muchos años, y a los que ella llamaba "la tribu del arco iris". En los años 50, Baker volvió a Estados Unidos para promover el fin de la discriminación racial, y fue entonces cuando conoció a la mítica Grace Kelly, amiga íntima suya de por vida. Su gira norteamericana apenas le sirvió de nada y regresó a Francia.

La ya envejecida estrella volvería a divorciarse una vez más pero, agotada por tantos matrimonios infructuosos, decidió no casarse más. En 1973 se presentó en el Carnegie Hall para realizar un espectáculo, de los últimos de su vida, y a diferencia de treinta o cuarenta años atrás, ahora sí que recibió la ovación del público.
El 8 de abril de 1975 Joséphine Baker y varios amigos suyos hicieron una celebración conmemorando el cincuenta aniversario del inicio de su intensa carrera artística. Pero Joséphine, a sus 68 años de edad, se encontraba enferma y desgastada. Cuatro días después de la solemne ceremonia, el 12 de abril de 1975, esta querida y respetada actriz fallecía a causa de una hemorragia cerebral, siendo enterrada en Mónaco.

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RENÉE ADORÉE, la disipada francesita

Renée Adorée no era una actriz cualquiera. Morena y de ojos de un verde casi fosforito, su mirada era tan intensa que ni su acento francés pudo frenar su carrera una vez llegado el cine sonoro. Por desgracia, su temprana muerte impidió que siguiese siendo una estrella para convertirla en una reliquia.



Nació en Lille, al norte de Francia, el 30 de septiembre de 1898. Su madre dio a luz a la niña bajo la carpa del circo donde ella trabajaba (tanto como dueña como artista) junto a su marido, el padre de la pequeña. La niña fue bautizada como Jeanne de la Font (en español, literalmente, "Juana de la Fuente"). La pequeña Jeanne vivió una infancia muy humilde, no acudió prácticamente nunca al colegio y acompañando siempre el circo ambulante de sus padres. Ya a muy corta edad, éstos enseñaron a la niña casi todo lo referente al mundillo circense, y a los cinco años de edad Jeanne ya se subió por primera vez a las tablas de un escenario de los espectáculos de sus padres. Así, sin cambios en su rutina diaria, transcurrirían, al menos, los siguientes diez años.

Ya en la adolescencia, Jeanne se unió a una compañía teatral, se fue desligando del circo y rotundamente se separó de sus padres. La compañía de teatro a la que se unió no era ni mucho menos una compañía humilde venida a menos: se trataba de las Follies Bergère, la unión teatral más célebre e importante de Francia. Cada vez fue obteniendo papeles más relevantes en esas producciones teatrales, e inició sus primeras giras por toda Europa. En una de esas giras, mientras actuaba en la lejana Rusia, se declaró la Primera Guerra Mundial. Era el año 1914. Jeanne, una joven de dieciséis años, presa del pánico por el golpe que causó el estallido repentino de aquella guerra, huyó a Londres, por parecer éste un sitio más seguro. Algunos meses después, y curiosa acerca de todo lo que se podía hacer en la llamada tierra de las oportunidades, se trasladó a Nueva York. Permanecería en el continente americano el resto de su vida. Mientras, siguió participando en obras de teatro durante al menos los próximos cinco años.


En 1920, a los veintidós años, fue contratada por la MGM, compañía cinematográfica que la acababa de descubrir y que había cambiado su nombre al exótico pseudónimo de Renée Adorée ("Renacida Adorada" en francés), debutando en el cine ese año con la película "The Strongest". En la víspera del Año Nuevo de 1921, conoció al actor Tom Moore. Se enamoraron (pese a que él era quince años mayor) y se casaron ya en 1921 a las seis semanas de conocerse. Sin embargo, este matrimonio fue un verdadero fracaso, y a los tres años de la boda, en 1924, se divorciaron. Un año más tarde de este hecho, en 1925, a los veintisiete años, Renée se casó por segunda vez, ahora con el actor (o productor) William Sherman Gill. Para desilusión de la actriz, este matrimonio también fue infeliz y desgraciado, y firmaron el divorcio en 1929. Adorée nunca llegó a tener hijos y, decepcionada por sus dos matrimonios sin salida, decidió no volverse a casar nunca más.

En 1925 protagonizó la mejor película de toda su carrera, "El Gran Desfile", junto a John Gilbert (con quien tuvo un romance), y que popularizó la fama que tenía MGM de contratar solo a estrellas. En 1928 hizo el filme "The Mating Call", en la que provocó sensación, rubor e impacto a su propio público al aparecer desnuda en una breve escena.



Para 1930, Adorée había participado ya en cuarenta y cinco películas, las últimas cuatro sonoras y junto a Ramón Novarro, de quien fue una buena amiga. Pese a que su físico causaba furor y tenía un gran éxito en el nuevo cine, a partir de ese momento las cosas empezaron a truncarse. Ese año le diagnosticaron una avanzadísima tuberculosis, pero ella dejó de hacer caso a su médico y decidió terminar el rodaje de la que sería su última aparición en el cine, "Call of the Flesh". Al acabarla, estaba agotada y destrozada por el esfuerzo del trabajo y su propia enfermedad. Cuando los rodajes finalizaron, fue trasladada a un hospital en Arizona, donde permaneció ingresada una infinidad de tiempo, hasta dos años.
Pasado todo ese tiempo, los médicos del sanatorio creyeron que Renée estaba lo suficientemente recuperada como para continuar con su trabajo, y la dieron de alta. Pero no fue así. Antes siquiera de engancharse a un nuevo proyecto, Adorée volvió a enfermar y tuvo que ser ingresada de nuevo. Además, durante los dos años que estuvo alejada de la gran pantalla, había dado tiempo de sobra para que la MGM contratase a nuevas actrices, la dejasen de lado a ella y su antiguo público se hubiese olvidado de ella. En los meses siguientes, su cuerpo se fue marchitando en una habitación de hospital por la tuberculosis, olvidada por todos y ya afectada por la pobreza. Finalmente, Renée Adorée murió en el hospital Sunland, en Tujunga, California, el 5 de octubre de 1933, a los pocos días de cumplir los treinta y cinco años.

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